La función más importante del esqueleto es sostener la totalidad
del cuerpo y darle forma. Hace posible la locomoción al brindar al organismo
material duro y consistente que sostiene los tejidos blandos contra la fuerza
de gravedad y donde se insertan los músculos que le permiten erguirse del
suelo y moverse sobre su superficie. El sistema óseo también protege los
órganos internos (cerebro, pulmones, corazón) de los traumatismos del
exterior.
El
esqueleto de las aves es muy ligero y de gran resistencia, debido so todo, a que
los huesos son huecos y porosos, características que facilita tarea de volar;
como contrapartida, esta ligera estructura está expuesto a frecuentes
fracturas. Por este motivo, en el interior de algunos huesos, sobre todo en los más
largos, existen una serie de trabéculas o proyecciones del tejido que aumentan la
resistencia. En el esqueleto de las aves se pueden observar una de cambios
evolutivos respecto a otros vertebrados.
De esta manera los
huesos que forman la mano de un mamífero o un reptil se han fusionado, formando
una estructura llamada
carpo-metacarpo, en la cual se insertan las plumas del y Los huesos de la cola
se han reducido a una pequeña formación llamada pitillo. La cola vertebral, que
en los anfibios, los reptiles y los mamíferos cumple la función de equilibrio, en
las aves está representada por una serie de plumas que actúan a modo de timón, tanto
en el vuelo como en los desplazamientos terretres. Otra peculiaridad en las aves
es la llamada quilla, una especie de cresta que sobresale del esternón y que
sirve de punto de anclaje de los músculos torales, parte fundamental para el
desarrollo del vuelo.
En
los peces, el esqueleto puede estar formado por huesos —así suceda los casos de
la merluza y el pejerrey, denominados peces óseos— o por cartilagos —el tiburón y
la raya son peces cartilaginosos.
El
esqueleto humano: En el
hombre, el esqueleto está formado por cartílago, tejido esponjoso,
médula, tejido
compacto y perióstico. Las articulaciones se dividen en móviles
(permiten amplios movimientos), semimóviles (de movimientos poco
extensos) o
inmóviles. Los
huesos pueden ser largos, planos y cortos. El tejido celular que ocupa
su cavidad
interna se denomina médula ósea. La médula roja es la que presenta el
hueso
crecimiento; la amarilla, el tipo normal, está compuesta
fundamentalmente por
células grasas. El endostio es el tejido que recubre la cavidad medular
de un
hueso.
El periostio es el tejido conjuntivo que rodea todos los huesos.
El
esqueleto no es un tejido muerto; por el contrario, vive y se renueva a una
velocidad considerable, aunque imperceptible. Constituye una estructura duradera,
que permanece después de la muerte, debido a que los compuestos de calcio y
fósforo son difíciles de degradar. Como el resto de los tejidos, contiene nervios
y vasos sanguíneos.
Hueso: En todo hueso largo, el
cuerpo, generalmente cilíndrico, recibe el nombre de diáfisis, y los extremos,
el de epífisis. La diáfisis está hueca, y su interior es ocupado por el tuétano
o médula amarilla. También en la epífisis hay gran número de cavidades
formadas por el entrecruzamiento de los delgados tabiques óseos, los cuales
contienen la médula roja, formadora de glóbulos sanguíneos. El periostio, que es
una membrana muy tenaz y sumamente vascularizada, envuelve los huesos y permite
que éstos crezcan en espesor; esta membrana es de gran importancia, pues por
medio de sus vasos sanguíneos llegan a las células óseas la sustancias
nutritivas.
A las
dos semanas de gestación el esbozo de la columna vertebral aparece en el embrión
del ser humano, que posee ya pequeñas vértebras cartilaginosas cuya osificación se
inicia dos semanas más tarde. En el momento del nacimiento, el esqueleto, aún
blando y flexible —de hecho, los huesos del cráneo y de la pelvis no se han
soldado—, está constituido por 350 huesos, número que en el adulto se reduce a
206, ya que muchos huesos se fusionan.
El
cráneo está formado por 29 huesos: ocho craneales y catorce faciales. El oído
medio contiene tres pequeños huesos (martillo, yunque y estribo), encargados de
la transmisión del sonido hasta el oído interno. En la base de la lengua se
encuentra el hueso hioides, que no se articula con ningún otro del esqueleto.
Los ojos están protegidos por las cavidades óseas del cráneo. Cuando masticamos
movemos el único hueso móvil de la cabeza: el maxilar inferior o mandíbula.
El
tronco está constituido por 51 huesos, la mitad de los cuales forman parte de la
columna vertebral, así como de la pelvis, mientras que los restantes integran el
tórax. Los huesos de la columna vertebral y de la pelvis son fuertes y rígidos;
soportan la mayor parte del peso del cuerpo. Son los responsables de que podamos
caminar y permanecer de pie. Además tienen una función de protección: los del
tórax protegen los órganos y vísceras, mientras que las vértebras protegen los
nervios y vasos que forman parte de la columna vertebral.
Las
extremidades superiores e inferiores del hombre están unidas al tronco por las
cinturas. La cintura escapular para los miembros superiores y la llamada cintura
pélvica para las extremidades inferiores. La primera está formada por el
omóplato y la clavícula; la segunda, por un solo hueso, el iliaco, resultado de
la fusión de otros tres más pequeños. Los brazos están compuestos por húmero,
cubito y radio; las piernas se componen de fémur, tibia y peroné.
En
cuanto a las articulaciones, las móviles presentan los siguientes elementos: una
superficie articular, lisa, generalmente entre dos epífisis de huesos largos; un
cartílago articular—que ocupa el espacio entre un hueso y otro— blanco, liso y
brillante, que facilita el deslizamiento de una superficie sobre otra; un
cápsula fibrosa, que se inserta en los extremos de cada uno de los huesos que
forman la articulación y es semejante a un cilindro hueco; la membrana sinovial,
una capa delgada que segrega el líquido que lubrica todas las articulaciones, y
los ligamentos articulares, sólidos cordones de tejido conjuntivo que impiden la
separación de los huesos que integran la articulación. Las articulaciones
determinan la dirección y grado de movilidad de los huesos del organismo.
En las
rodillas, codos y dedos son de encaje recíproco. En la rodilla, la de mayor
tamaño, el fémur —el hueso más largo del esqueleto— y la tibia forman una
articulación de encaje recíproco, reforzada por ligamentos que conectan en forma
cruzada ambos huesos y una fuerte cápsula articular. Los extremos femorales,
redondeados, se hallan situados por detrás de la rótula. La articulación del
hombro está compuesta por una esfera y una cavidad, lo que permite una mayor
variedad de movimientos. La de la cadera, sobre la que descansa el peso del
cuerpo, está formada por la cavidad coxal, en la que se inserta la cabeza del
fémur. Por otro lado, un tendón que cruza desde el fémur hasta el coxal mantiene
la articulación en la posición adecuada.
Las
articulaciones semimóviles son las que aparecen entre dos vértebras; las dos
caras que se unen son ligeramente cóncavas y están revestidas por una fina
membrana de tejido cartilaginoso.. Los ligamentos interóseos permiten la flexión
y expansión de la columna vertebral.
Las
articulaciones inmóviles se encuentran en la cabeza; como ejemplo puede citarse
la que existe entre los huesos parietal y frontal del cráneo, unidos mediante
una serie de salientes, a modo de dientes, que coinciden a la perfección.
Estructura del tejido óseo: El
tejido óseo, es decir los huesos que forman parte del esqueleto, se
compone de
células y de una matriz orgánica calcificada -constituida por fibras y
por,
sustancia fundamental impregnada por sales de calcio-. Los huesos están
dados por
una densa capa de tejido conectivo muy vascularizada, llamada periostio.
Las
células que constituyen los huesos son de tres tipos: los osteoblastos
responsables
de la formación del tejido óseo, son de forma cúbica o prismática de
núcleo
redondeado, su citoplasma es rico en orgánulos responsables de la
síntesis de
proteínas (ribosomas, mitocondrias, aparato de Golgi y retículo
endoplasmático) los osteocitos son las células que forman principalmente
el
tejido óseo adulto, con
forma de huso, núcleo ovalado y, al igual que los osteoblastos aunque en
menor
cantidad, con orgánulos responsables de la síntesis de proteínas; los
osteoclastos,
responsables de la resorción de tejido óseo, presentan forma redondeada y
varios
núcleos.
La matriz está formada por fibras de colágeno -sustancia fundamental, compuesta en su mayor parte de mucopolisacárido-
y sales minerales -cristales minerales en forma de agujas muy finas y tablillas
hexagonales- unidas a las fibras de colágeno.
Funciones de los huesos: Los
huesos llevan a cabo tres funciones fundamentales. Sirven como sostén del cuereo
—son los puntos de inserción de los músculos y los tendones implicados en la
locomoción— y protegen el contenido de las cavidades cráneoraquidea y torácica
(función mecánica). Por otra parte, desempeñan una función hematopoyética o
formadora de sangre, debido a la presencia de las células de la médula ósea
contenida en la cavidad medular y entre las trabéculas del tejido óseo
esponjoso.
Finalmente, hay que mencionar una función metabólica. Los huesos
esqueléticos actúan como depósito de minerales. Existe un depósito de calcio y
fósforo en el interior de los huesos, movílizable, que se puede liberar para
mantener normales los niveles sanguíneos y suministrar estos materiales cuando
sea preciso, dependiendo de las necesidades de otros tejidos.
Existen diversos tipos de vértebras en la columna, y cada uno tiene una función distinta.
• Las siete vértebras superiores se llaman cervicales. Estos huesos se encuentran en la parte posterior del cuello, justo debajo del cerebro y sostienen la cabeza y el cuello. La cabeza es bastante pesada, de modo que ¡es una suerte contar con la ayuda de las vértebras cervicales!
• Debajo de las vértebras cervicales se encuentran las vértebras dorsales, y hay un total de 12. Estas se encargan de anclar las costillas en su sitio. Debajo de las vértebras dorsales hay cinco vértebras lumbares y más abajo se encuentra el sacro, que está formado por cinco vértebras fusionadas entre sí formando un único hueso.
• Finalmente, en la parte inferior de la espalda se encuentra el coxis, un hueso que está formado por cuatro vértebras fusionadas. Las secciones inferiores de la columna son importantes para soportar peso y para proporcionar un buen centro de gravedad al cuerpo. De modo que, cuando llevas una mochila pesada, son las vértebras lumbares, el sacro y el coxis los que te proporcionan sostén. Cuando bailas, saltas o incluso cuando andas, estas partes del cuerpo te ayudan a mantener el equilibrio.
Entre cada par de vértebras adyacentes hay unos pequeños discos compuestos por cartílago. Estos discos evitan que las vértebras rocen entre sí y actúan también como los amortiguadores naturales de la columna. Cuando saltas en el aire o giras el tronco para hacer mates, los discos proporcionan a las vértebras la amortiguación que estas necesitan.
Las costillas van en pares, y los lados izquierdo y derecho de cada par son exactamente iguales. La mayoría de la gente tiene 12 pares de costillas, pero algunas personas nacen con una o varias costillas de más y otras con un par menos.
Los 12 pares de costillas se unen en la parte posterior de la columna, donde las vértebras torácicas las sujetan en su sitio. Los primeros siete pares de costillas se unen por la parte anterior del cuerpo en el esternón, un hueso muy fuerte y robusto ubicado en el centro del pecho que mantiene esas costillas en su sitio. Los demás pares de costillas no están unidos directamente al esternón. Los siguientes tres pares están unidos a las costillas superiores mediante cartílago.
Los últimos dos pares de costillas se conocen como costillas flotantes porque no están conectadas al esternón ni a las costillas superiores mediante cartílago. Pero no temas, esas costillas no podrán separarse del resto flotando. Al igual que las demás costillas, están bien adheridas a la columna vertebral por la parte posterior del cuerpo.
Y, aunque no puedas verlo, el hueso más pequeño de todo el cuerpo también se encuentra en la cabeza. ¡El estribo, ubicado detrás del tímpano, solo mide de 2,5 a 3,3mm (o de 0,1 a 0,13 pulgadas)! ¿Quieres saber algo más? El único hueso de la cabeza que puedes mover es la mandíbula inferior. Se abre y se cierra para permitirte hablar y masticar alimentos.
El cráneo es genial, pero ha cambiado mucho desde que eras un bebé. Todos los bebés nacen con espacios entre los huesos del cráneo. Esto permite que los huesos se muevan, se cierren y se superpongan mientras el bebé atraviesa el canal del parto. Poco a poco, a medida que crece el bebé, el espacio entre los huesos se va cerrando hasta desaparecer por completo, y los huesos del cráneo se conectan entre sí mediante articulaciones especiales, denominadas suturas.
Cada brazo está unido a un omóplato o escápula, un hueso grande y triangular situado en la esquina superior y posterior de ambos lados de la caja torácica. El brazo está formado por tres huesos: el húmero, que está encima del codo, el radio y el cúbito, que están debajo del codo.
Cada uno de estos huesos es más ancho en los extremos y más fino o estrecho en la parte media, lo que ayuda a fortalecer los puntos donde establecen contacto con otros huesos. Al final del radio y el cúbito hay ocho huesos más pequeños que conforman la muñeca. Por pequeños que sean esos huesos, ¡se pueden mover! Gira la muñeca o saluda y lo comprobarás.
La parte central de la mano está formada por cinco huesos diferentes. Cada dedo de la mano está compuesto por tres huesos, exceptuando el pulgar, que solo consta de dos. De modo que entre las muñecas, las manos y los dedos, tienes un total de nada menos que 54 huesos, ¡todos preparados para ayudarte a manipular cosas, escribir tu nombre, coger el teléfono o lanzar una pelota!
Las piernas están unidas a un grupo circular de huesos denominado pelvis. La pelvis es una estructura en forma de cuenco que sostiene la columna vertebral. Está compuesta por los dos huesos grandes de la cadera en la parte anterior y por el sacro y el coxis en la parte posterior. La pelvis actúa como un fuerte anillo duro de protección alrededor de partes del sistema digestivo, del sistema urinario y del sistema reproductor.
Los huesos de las piernas son muy grandes y fuertes para ayudar a sostener el peso corporal. El hueso que va desde la pelvis hasta la rodilla se denomina fémur y es el hueso más largo de todo el cuerpo. En la rodilla, hay un hueso de forma triangular denominado rótula, que protege la articulación. Debajo de la rodilla hay otros dos huesos: la tibia y el peroné. Al igual que los tres huesos del brazo, los de la pierna son más anchos en los extremos que en la parte media, lo que les confiere mayor fortaleza.
La estructura del tobillo es un poco diferente de la de la muñeca; es donde los huesos inferiores de la pierna conectan con el hueso grande del pie denominado astrágalo. Cerca del astrágalo hay otros seis huesos. Pero la parte principal del pie es similar a la de la mano, con cinco huesos diferentes. Cada dedo del pie está compuesto por tres huesos diminutos, exceptuando el dedo gordo, que solo consta de dos. ¡Esto hace que el total de huesos entre pies y tobillos sea de 52!
La mayoría de la gente no utiliza los dedos de los pies ni los pies para manipular cosas ni para escribir, pero sí los usa para dos cosas sumamente importantes: estar de pie y andar. Si no colaboraran todos los huesos del pie, sería imposible mantener el equilibrio adecuadamente. Los huesos de los pies están estructurados para que estos sean casi planos y un poco anchos, lo que ayuda a permanecer de pie. De modo que, ¡la próxima vez que andes acuérdate de mirar hacia abajo y de darles las gracias a los dedos de los pies!
Huesos principales y sus funciones
La columna vertebral
La columna vertebral es una parte del esqueleto que es fácil
de identificar: intenta tocarte la parte central de la espalda y
notarás sus bultitos bajo los dedos.
La columna vertebral te
permite girarte y doblarte y mantiene erguido tu cuerpo. También protege a la médula espinal, un
gran haz de nervios que transmite información entre el cerebro
y el resto del cuerpo. La columna es especial porque no está compuesta
por uno o dos huesos: ¡está formada por un total de
26 huesos! Estos huesos se denominan vértebras y tienen forma
de anillo.Existen diversos tipos de vértebras en la columna, y cada uno tiene una función distinta.
• Las siete vértebras superiores se llaman cervicales. Estos huesos se encuentran en la parte posterior del cuello, justo debajo del cerebro y sostienen la cabeza y el cuello. La cabeza es bastante pesada, de modo que ¡es una suerte contar con la ayuda de las vértebras cervicales!
• Debajo de las vértebras cervicales se encuentran las vértebras dorsales, y hay un total de 12. Estas se encargan de anclar las costillas en su sitio. Debajo de las vértebras dorsales hay cinco vértebras lumbares y más abajo se encuentra el sacro, que está formado por cinco vértebras fusionadas entre sí formando un único hueso.
• Finalmente, en la parte inferior de la espalda se encuentra el coxis, un hueso que está formado por cuatro vértebras fusionadas. Las secciones inferiores de la columna son importantes para soportar peso y para proporcionar un buen centro de gravedad al cuerpo. De modo que, cuando llevas una mochila pesada, son las vértebras lumbares, el sacro y el coxis los que te proporcionan sostén. Cuando bailas, saltas o incluso cuando andas, estas partes del cuerpo te ayudan a mantener el equilibrio.
Entre cada par de vértebras adyacentes hay unos pequeños discos compuestos por cartílago. Estos discos evitan que las vértebras rocen entre sí y actúan también como los amortiguadores naturales de la columna. Cuando saltas en el aire o giras el tronco para hacer mates, los discos proporcionan a las vértebras la amortiguación que estas necesitan.
Las costillas
El corazón, los pulmones y el hígado son todos muy importantes y afortunadamente cuentas con las costillas para protegerlos. Las costillas actúan como una caja ósea alrededor del pecho. Es fácil que notes el fondo de esa caja palpándote con los dedos los costados y la parte delantera del cuerpo unos pocos centímetros (o pulgadas) por debajo del corazón. Si respiras profundamente, también te resultará fácil notar las costillas en la parte delantera del cuerpo. A algunos niños delgados hasta se les pueden ver las costillas a través de la piel.Las costillas van en pares, y los lados izquierdo y derecho de cada par son exactamente iguales. La mayoría de la gente tiene 12 pares de costillas, pero algunas personas nacen con una o varias costillas de más y otras con un par menos.
Los 12 pares de costillas se unen en la parte posterior de la columna, donde las vértebras torácicas las sujetan en su sitio. Los primeros siete pares de costillas se unen por la parte anterior del cuerpo en el esternón, un hueso muy fuerte y robusto ubicado en el centro del pecho que mantiene esas costillas en su sitio. Los demás pares de costillas no están unidos directamente al esternón. Los siguientes tres pares están unidos a las costillas superiores mediante cartílago.
Los últimos dos pares de costillas se conocen como costillas flotantes porque no están conectadas al esternón ni a las costillas superiores mediante cartílago. Pero no temas, esas costillas no podrán separarse del resto flotando. Al igual que las demás costillas, están bien adheridas a la columna vertebral por la parte posterior del cuerpo.
El cráneo
El cráneo protege la parte más importante de todas: el cerebro. Puedes notar el cráneo apretándote la cabeza, especialmente en la parte posterior, unos cuantos centímetros (o pulgadas) por encima del cuello. El cráneo, de hecho, está compuesto por diferentes huesos. Algunos de estos huesos protegen el cerebro, mientras que otros conforman la estructura de la cara. Si te tocas debajo de los ojos, podrás palpar la cresta de los huesos que forman los huecos donde se alojan los ojos.Y, aunque no puedas verlo, el hueso más pequeño de todo el cuerpo también se encuentra en la cabeza. ¡El estribo, ubicado detrás del tímpano, solo mide de 2,5 a 3,3mm (o de 0,1 a 0,13 pulgadas)! ¿Quieres saber algo más? El único hueso de la cabeza que puedes mover es la mandíbula inferior. Se abre y se cierra para permitirte hablar y masticar alimentos.
El cráneo es genial, pero ha cambiado mucho desde que eras un bebé. Todos los bebés nacen con espacios entre los huesos del cráneo. Esto permite que los huesos se muevan, se cierren y se superpongan mientras el bebé atraviesa el canal del parto. Poco a poco, a medida que crece el bebé, el espacio entre los huesos se va cerrando hasta desaparecer por completo, y los huesos del cráneo se conectan entre sí mediante articulaciones especiales, denominadas suturas.
Las manos
Cuando utilizas el teclado del ordenador, te balanceas en un columpio e incluso cuando coges el almuerzo, utilizas los huesos de los dedos, las manos, las muñecas y los brazos.Cada brazo está unido a un omóplato o escápula, un hueso grande y triangular situado en la esquina superior y posterior de ambos lados de la caja torácica. El brazo está formado por tres huesos: el húmero, que está encima del codo, el radio y el cúbito, que están debajo del codo.
Cada uno de estos huesos es más ancho en los extremos y más fino o estrecho en la parte media, lo que ayuda a fortalecer los puntos donde establecen contacto con otros huesos. Al final del radio y el cúbito hay ocho huesos más pequeños que conforman la muñeca. Por pequeños que sean esos huesos, ¡se pueden mover! Gira la muñeca o saluda y lo comprobarás.
La parte central de la mano está formada por cinco huesos diferentes. Cada dedo de la mano está compuesto por tres huesos, exceptuando el pulgar, que solo consta de dos. De modo que entre las muñecas, las manos y los dedos, tienes un total de nada menos que 54 huesos, ¡todos preparados para ayudarte a manipular cosas, escribir tu nombre, coger el teléfono o lanzar una pelota!
Las piernas
Por descontado que los huesos de brazos, muñecas, manos y dedos son fabulosos para coger el teléfono, pero ¿cómo se supone que debes acercarte al aparato para contestarlo? Evidentemente, ¡con los huesos de las piernas y de los pies!Las piernas están unidas a un grupo circular de huesos denominado pelvis. La pelvis es una estructura en forma de cuenco que sostiene la columna vertebral. Está compuesta por los dos huesos grandes de la cadera en la parte anterior y por el sacro y el coxis en la parte posterior. La pelvis actúa como un fuerte anillo duro de protección alrededor de partes del sistema digestivo, del sistema urinario y del sistema reproductor.
Los huesos de las piernas son muy grandes y fuertes para ayudar a sostener el peso corporal. El hueso que va desde la pelvis hasta la rodilla se denomina fémur y es el hueso más largo de todo el cuerpo. En la rodilla, hay un hueso de forma triangular denominado rótula, que protege la articulación. Debajo de la rodilla hay otros dos huesos: la tibia y el peroné. Al igual que los tres huesos del brazo, los de la pierna son más anchos en los extremos que en la parte media, lo que les confiere mayor fortaleza.
La estructura del tobillo es un poco diferente de la de la muñeca; es donde los huesos inferiores de la pierna conectan con el hueso grande del pie denominado astrágalo. Cerca del astrágalo hay otros seis huesos. Pero la parte principal del pie es similar a la de la mano, con cinco huesos diferentes. Cada dedo del pie está compuesto por tres huesos diminutos, exceptuando el dedo gordo, que solo consta de dos. ¡Esto hace que el total de huesos entre pies y tobillos sea de 52!
La mayoría de la gente no utiliza los dedos de los pies ni los pies para manipular cosas ni para escribir, pero sí los usa para dos cosas sumamente importantes: estar de pie y andar. Si no colaboraran todos los huesos del pie, sería imposible mantener el equilibrio adecuadamente. Los huesos de los pies están estructurados para que estos sean casi planos y un poco anchos, lo que ayuda a permanecer de pie. De modo que, ¡la próxima vez que andes acuérdate de mirar hacia abajo y de darles las gracias a los dedos de los pies!
nombre marcia guaray
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